LA DANZA
En la danza creativa, desarrollamos la libre expresión corporal, el lenguaje no verbal afectivo que usamos para comunicar con nuestra madre nada más nacer.
Expresándonos libremente a través de la danza, intercambiamos emociones a través de los ritmos, los gestos y las formas corporales.
La danza nos conecta con nosotros mismos y nos une con los demás. Nos mueve y nos conmueve, creando experiencias únicas y transformadoras que nos alimentan el alma.
Similar a la música, dibujo y pintura, la danza es «arte en movimiento» lleno de belleza, que nos inspira y nos impulsa hacia la creatividad y bienestar.
Danzar es como viajar, llenándonos de curiosidad mientras exploramos ¨nuevos territorios¨ del cuerpo-mente-corazón.
Danzar es meditación en movimiento.
Estas sesiones de danza se parecen mucho a yoga por la forma en que cada pauta en cada sesión de danza tiene unas finalidades educativas y terapeúticas, diseñadas para motivar a los danzantes a cambiar algo por dentro., mejorando la salud y calidad de vida.
¡A fin de cuentas, la vida es danza de principio a fin
Los beneficios de la danza creativa son múltiples:
Danzar es una forma de librarnos de las tensiones acumuladas a diario.
Danzar nace del deseo de expresarnos de forma espontánea, por tanto nos ayuda a superar barreras, olvidándonos de las críticas y monólogos autocríticos.
Danzar con movimientos orgánicos nos mueve la musculatura en todas las direcciones posibles, soltando el diafragma, reajustando la fascia, fortaleciendo y flexibilizando de forma natural, así mejorando la salud del cuerpo, abriendo la mente a ideas novedosas.
En las sesiones de danza, desarrollamos la habilidad de improvisar desde la intuición, impulsando la creatividad, el autodesarrollo y el bienestar.
Danzar mejora la inteligencia corporal, emocional y social y fortalece la autoconfianza, habilidades esenciales para una vida llena de éxitos.
La danza, igual que el yoga, armoniza cuerpo, respiración, mente y corazón, aportándonos más alegría a diario.
Esta experiencia nos ayuda a ahondar en lo más humano de cada uno, y a comprender la vida desde el corazón.
¡Danzar nos llena de ganas de celebrar cada momento de la Vida!
Los ritmos de la danza junto con la música reflejan fidedignamente los ritmos naturales de la vida, empezando con el ritmo fluido propio de la niñez, seguido por el ritmo apasionado de la reafirmación de la identidad del adolescente. Después, llega el ritmo de la vida adulta cargada de responsabilidades en el cual más nos vale aprender a surfear la ola. Entonces, nace un ritmo más ligero y alegre, propio de la madurez. Finalmente, nos llega un ritmo más lento y apaciguado que nos libera a nivel profundo.